La delicadeza de la seriedad – EL PAIS Andalucía

En Pretérito imperfecto, el primer tomo de sus memorias, cuenta Carlos Castilla del Pino que se enfrentó desde muy niño con la idea de la muerte. Solía dormir en el mismo cuarto que su padre. Le escuchaba toser, pelear con sus pulmones de fumador empedernido. La vida se enreda en nuestra memoria a través de episodios humildes, detalles marginales que sirven con el paso de los años para fijar un tiempo. La tos nocturna de su padre fue uno de los recuerdos más nítidos de Carlos Castilla. Pero una noche fue el padre quien escuchó llorar al niño. «¿Qué te pasa?», le preguntó. «Es que estoy pensando que tengo que morirme». El padre le aconsejó que contara hasta cien para conquistar el sueño.

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