Miguel Ríos – EL PAIS Andalucía

Ni todas las despedidas son tristes, ni todas las comparaciones son odiosas. Después de más de 40 años de cantar, grabar discos, devorar carreteras y llenar de vida los escenarios, Miguel Ríos ha iniciado este mes de julio la gira de su despedida. Va a ser una gira larga, un itinerario que se abrazará durante dos años con el público de muchos pueblos y ciudades, hasta llegar a Granada, el lugar del que salió en los años sesenta, con su maleta de cartón y sus primeras ilusiones, dispuesto a comerse el mundo. Como quedan tantas citas por delante, todavía no es dolorosa la despedida. Más que un adiós, se trata de un síntoma de la honradez íntima con la que Miguel ha vivido. Niño, tú no vayas a hacerte viejo en el escenario, le dijo su madre un día. Y Miguel nos dice ahora que no piensa hacerse viejo en un escenario, que conoce su género, su mundo, su verdad, y tiene meditada su despedida.

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1 Comment

  1. Abelardo Martínez el 24 julio 2009 a las 13:30

    Un cantante que siempre le he tenido mucha estima; un tipo que ha sabido resistir como pocos el paso de los años, desde la dignidad del artista, la humildad y el compromiso.

    Granaíno, como mis padres, de Pinos Puente y Caparacena respectivamente, tierra que tiene un halo especial para las artes en general; yo debería ser granaíno de nacimiento; pero por envites del destino nací en La Estación de Baeza (Jaen), me siento jienensense por los cuatro costados, pero siempre miro con un cariño especial a Granada, la tierra de todos mis antepasados.

    Nunca ví actuar a Miguel Ríos en directo, pero siempre compré sus discos, lo vi en televisión y creo que ha llegado el momento de la retirada por la puerta grande, esa que se reserva para quien siendo famoso o no, triunfador o menos triunfador supo hacer su arte con humildad y jamás renunció a sus orígenes; eso ya le honra en los tiempos que vivimos.

    Artista comprometido, no como otros tantos muchos, de cenáculos, premios, distinciones y nada comprometidos socialmente; esos que nada más se miran el ombligo y se preocupan unicamente por los discos o libros que puedan vender. Compromiso es involucrarse en tareas sociales, no de boquilla o recital, si no de hecho; colaborando con los necesitados, enfermos, deshauciados; llevando nuestra poesía o nuestro trabajo físico y nuestra compañía a quien más lo necesite; esas colaboraciones son anónimas, sin fotógrafos, luces o neones, esquelas de prensa o cenáculos intelectuales.

    El artista, el poeta, además de serlo tiene que parecerlo; sus obras son siempre las que perdurarán y no me refiero estrictamente a las literarias; esas obras no ganan loewes ni adonais ni gramis; pero son las que honran al artista.