Villancico – Canal Sur Web

Las ciudades en Navidad se parecen a la nieve, porque utilizan la belleza contra el frío. La nieve cae y es hermosa, y nos devuelve a la infancia, y nos invita a olvidar el frío. La Navidad cuelga luces en las calles que se sostienen por la noche como copos de colores. Las fiestas se van y se vienen, son el tiovivo de los almanaques. Giran sobre el tiempo para devolvernos algo de la infancia que hemos perdido en la prisa de los días laborables. Nos hacen menos fríos.

– ¿Por qué le has dado una limosna?

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1 Comment

  1. Abelardo Martínez el 1 enero 2010 a las 11:01

    Suelo leer habitualmente las columnas de prestigiosos escritores, en algún sitio participo con mis comentarios, en otros no lo hice jamás. En algunos sitios te sientes como en casa y en otros muchos el blog es un soliloquio sin capacidad de debate o análisis, es decir, no se admiten opiniones. LLevo tiempo entrando en este blog, participo habitualmente. Reconozco que el artículo de hoy de Montero, quizás sea el más solidario y bonito de los leídos hasta la fecha y creo que coincido con el autor en practicamente todo. Decía en una parte del mismo, le contaba a su hija, que no le gustaba la limosna del rico, supongo que se refería a la cual se hace tan solo para apagar conciencias. Tampoco creía que la navidad era solamente las luces navideñas ni los centros comerciales adornados, que en el fondo era mucho más; y así es, o al menos así debiera ser.

    Hace pocos días, un íntimo amigo mío, librero, me contó una anécdota tomando unas cervezas. En el pueblo donde él reside, un conocido suyo, vicepresidente de la asociación de empresarios de la localidad le contaba partiendose de risa, como le llamó «Ignorante» al presidente de dicha asociación. Resulta, que el presidente había hecho una acción solidaria; había recaudado entre los empresarios del municipio 1700 euros, que le entregó en mano al cura del pueblo. El vicenpresidente le dijo: «Mira que eres ignorante»…- Ignorante yo, porqué…- Joder, porque le has entregado el talón al cura, que tiene más dinero que tu y que yo juntos….- Y eso, como lo sabes? – Porque le hago desde hace años la declaración de la renta y se perfectamente lo que tiene… Lo has hecho todavía más rico…

    El librero se partía de risa, contagiándome a mi también. Lo verdaderamente triste, es que tanto el presidente, como el vicepresidente de la asociación de empresarios, daban por hecho, que el dinero no iba para obras sociales, si no que iba a la cuenta del sacerdote… y encima en negro…