¿No me contéis más cuentos?

Vivimos un tiempo de descrédito. La sospecha domina, cualquier diálogo se convierte en un ejercicio de prevención y los debates se anulan con actos de desprecio. Sospechamos del profesor que nos educa, del médico que nos cuida, del político que procura mejorar nuestra vida, del sindicalista que defiende nuestros derechos laborales, del periodista que nos informa, del intelectual que medita sobre la realidad. La actualidad, ese vértigo de los instintos, no invita a la ilusión, sino al rencor.

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6 Comments

  1. carlota el 26 septiembre 2011 a las 22:29

    ERES UN GENIO!



  2. Carmenlou el 26 septiembre 2011 a las 23:09

    En algún lugar del «Diario de una Maestra», Josefina Aldecoa nos recordaba: «Los hombres que bien sueñan, pero que mal despertar tienen».
    Seguimos siendo bastantes las personas que no renunciamos a los relatos, pero procuramos pasarlos por el tamiz del pensamiento crítico, de la memoria y de una ética del cuidado… que nos ayuden a evitar las consecuencias más indeseables para nosotros y todos aquellos con los que el azar nos ha llevado a coexistir.



    • Luis García Montero el 29 septiembre 2011 a las 14:37

      Hay que reivindicar el relato, pero separándonos claramente de la mentira. Contar no es mentir, por eso es importante el pensamiento crítico. Un abrazo
      Luis



  3. Letras Hispanas el 26 septiembre 2011 a las 23:20

    Eso de incentivar los sentimientos de sospecha sobre el otro no deja de ser un palo en las ruedas del progreso. ¡No nos aventuremos por los senderos que no hemos transitado! ¡másv vale lo malo conocido que lo bueno por conocer! dice el refranero, ¡que inventen ellos! decía Miguel de Unamuno…



  4. Carmenlou el 30 septiembre 2011 a las 00:40

    En estos tiempos de deriva vertiginosa y confusa, ya no sé si es más peligrosa la mentira o el autoengaño. El que miente, sabe que lo hace y por esa grieta de la consciencia es posible que se cuele una brizna de duda.
    El autoengaño adormece, anestesia, consuela con certezas a medida; que si además se refuerzan con las voces de «nuestro coro»,se petrifican, volviéndose impenetrables y refractarias al diálogo.
    Me vienen a la mente las imágenes de la exposición «Vortices», de Canogar, como metáfora de lo que somos: seres atrapados en la basura de las ideas… menos mal que nos queda el optimismo militante de E. Morin, que nos invita a navegar por «un mar de incertidumbres con un pequeño archipiélago de certezas».



  5. Eduardo Achón el 10 octubre 2011 a las 11:04

    Me recuerda dos poemas de dos poetas que admiro,B.Brecht y León Felipe :
    LOA A LA DUDA (Bertolt Brecht, alemán)
    Loada sea la duda! Os aconsejo que saludéis
    serenamente y con respeto
    a aquel que pesa vuestra palabra como una moneda falsa.
    Quisiera que fueseis avisados y no dierais
    vuestra palabra demasiado confiadamente.

    Leed la historia. Ved
    a ejércitos invencibles en fuga enloquecida.
    Por todas partes
    se derrumban fortalezas indestructibles,
    y de aquella Armada innumerable al zarpar
    podían contarse
    las naves que volvieron.

    Así fue como un hombre ascendió un día a la cima inaccesible,
    y un barco logró llegar
    al confín del mar infinito.
    ¡Oh hermoso gesto de sacudir la cabeza
    ante la indiscutible verdad!
    ¡Oh valeroso médico que cura
    al enfermo ya desahuciado!

    Pero la más hermosa de todas las dudas
    es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza
    y dejan de creer
    en la fuerza de sus opresores.

    ¡Cuánto esfuerzo hasta alcanzar el principio!
    ¡Cuántas víctimas costó!
    ¡Qué difícil fue ver
    que aquello era así y no de otra forma!
    Suspirando de alivio, un hombre lo escribió un día en el
    libro del saber.

    Quizá siga escrito en él mucho tiempo y generación tras
    generación
    de él se alimenten juzgándolo eterna verdad.
    Quizá los sabios desprecien a quien no lo conozca.
    Pero puede ocurrir que surja una sospecha, que nuevas
    experiencias
    hagan conmoverse al principio. Que la duda se despierte.

    Y que, otro día, un hombre, gravemente,
    tache el principio del libro del saber.
    Instruido
    por impacientes maestros, el pobre oye
    que es éste el mejor de los mundos, y que la gotera
    del techo de su cuarto fue prevista por Dios en persona.
    Verdaderamente, le es difícil
    dudar de este mundo.
    Bañado en sudor, se curva el hombre construyendo la casa
    en que no ha de vivir.

    Pero también suda a mares el hombre que construye su
    propia casa.
    Son los irreflexivos los que nunca dudan.
    Su digestión es espléndida, su juicio infalible.
    No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos. Si llega el
    caso,
    son los hechos los que tienen que creer en ellos. Tienen
    ilimitada paciencia consigo mismos. Los argumentos
    los escuchan con oídos de espía.

    Frente a los irreflexivos, que nunca dudan,
    están los reflexivos, que nunca actúan.
    No dudan para llegar a la decisión, sino

    para eludir la decisión. Las cabezas
    sólo las utilizan para sacudirlas. Con aire grave
    advierten contra el agua a los pasajeros de naves
    hundiéndose.

    Bajo el hacha del asesino,
    se preguntan si acaso el asesino no es un hombre también.
    Tras observar, refunfuñando,
    que el asunto no está del todo claro, se van a la cama.
    Su actividad consiste en vacilar.
    Su frase favorita es: «No está listo para sentencia.»
    Por eso, si alabáis la duda,
    no alabéis, naturalmente,
    la duda que es desesperación.

    ¿De qué le sirve poder dudar
    a quien no puede decidirse?
    Puede actuar equivocadamente
    quien se contente con razones demasiado escasas,
    pero quedará inactivo ante el peligro
    quien necesite demasiadas.
    Tú, que eres un dirigente, no olvides
    que lo eres porque has dudado de los dirigentes.
    Permite, por lo tanto, a los dirigidos
    dudar.
    —————————————————————————————————————Parábola y Poesía León Felipe

    Yo no me sé muchas cosas en verdad
    Digo tan sólo lo que he visto
    Y he visto que la cuna del hombre
    La mecen con cuentos
    Que los gritos de angustia del hombre
    Los atrapan con cuentos
    Que el llanto del hombre
    Los taponan con cuentos
    Que los huesos del hombre
    Los entierran con cuentos
    El miedo del hombre
    Ha inventado todos los cuentos
    Yo no se muchas cosas en verdad
    Digo tan solo lo que he visto
    Y he visto que la cuna del hombre
    La mecen con cuentos
    Que no quiero que me entierren
    Con cuentos
    Que no quiero que me sellen la boca
    Con cuentos
    Que vengo de muy lejos
    Y me se todos los cuentos.
    Un fuerte abrazo,salud.