La democracia como culpa

Las tijeras del moralista están afiladas. Su trabajo histórico ha consistido siempre en cortar las ideas, las alegrías y los pecados de los otros. Ahora se muestran también eficaces al recortar los derechos sociales y las inversiones públicas. Cualquier recortador necesita confundirse, si es que puede, con el papel del moralista. Intenta cortar por lo sano, ya sea en una falta contra la decencia o en un derecho cívico.

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2 Comments

  1. Manuel L H el 19 enero 2012 a las 19:05

    Ahora que el dinero ha desaparecido y no habrá cemento comisionista nos sacan la ley de moralidad del gasto, cuyo objetivo es recortar los gastos sociales . Eso si los corruptos que todos conocemos se van de rositas. A buenas horas camisa azul Mariano. Saludos



  2. Luis García Montero el 22 enero 2012 a las 19:27

    Un abrazo Manuel L H. El color de la camisa no es marino, tienes razón.