Los monederos falsos

Pesadilla de una noche de invierno. Vivir es aceptar la desorientación.

Firmo este artículo con mi propio nombre, y lo hago por imperativo legal. De hecho no me siento dueño de mis actos, de mis palabras, de mí mismo. Cierro los ojos y soy un biombo surealista, alguien que no tiene dominio sobre su identidad, y se desnuda, y se convierte en pez, y después en pájaro, y más tarde en arlequín. No soy nada más que un viento que pasa en forma de pesadilla por delante de un espejo.

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