La memoria de Suárez

La pérdida de memoria es uno de los remedios mejor utilizados en la construcción de la España oficial. El alzheimer de Adolfo Suárez ha cumplido también su papel. Cuando Adolfo Suárez hijo convocó a la prensa para anunciar el fallecimiento inminente de su padre, sentí tristeza, y no por Suárez, que llevaba 11 años desaparecido, inexistente, sino por nuestro país, por el impudor del circo levantado sobre nuestra realidad.

Seguir leyendo en Público:

http://www.publico.es/politica/509495/la-memoria-de-suarez

5 Comments

  1. julio el 23 marzo 2014 a las 20:28

    Pienso como tú, tanta elegía mediática parece dirigida más bien a todos nosotros, con la mala conciencia correspondiente por cómo estamos cargándonos la democracia. Un abrazo.



  2. José Luis Romero González el 25 marzo 2014 a las 19:39

    Digno de ser leído en muchos centros escolares y en tertulias españolas. Gracias



  3. Antonia Gómez el 25 marzo 2014 a las 20:45

    Señor García Montero; leo su artículo y me quedo helada. Nunca creí que pudiera alguien ser tan miserable. Nunca voté a Suárez; lo crtitiqué como la que más. Pero eso no significa que no tenga la memoria y la sensibilidad para apreciar su valor y su dignidad. Parece usted de los que piensan que tener información privilegiada es sinónimo de conocer cosas malas; de los que creen que ser crítico es juzgar las intenciones del adversario (o del enemigo), lo que nunca admitiría para con usted o los suyos. Me parece usted de los que engrandecen al pueblo cuando sirve para hacer bulto a su odio, pero en realidad le desprecia porque considera que es bárbaro e inculto. Oculta usted en su pecho un déspota ilustrado, o tal vez sólo déspota o tal vez un pequeño Torquemada reventón de mala baba. Lo que me espanta es que usted es poeta. De esos, supongo, que saben intuir el vínculo profundo de las cosas por debajo de los fenómenos aparentes. Pero no. Usted no tiene sensibilidad aunque tenga el Adonais. Usted sólo tiene de poeta aquello que ingenuamente decíamos de pequeños acerca de la bragueta.



    • lgmontero1958 el 26 marzo 2014 a las 09:57

      Doña Antonia, me avisa el responsable de mi página de su correo. Acepto que se reproduzca aquí, porque cuando uno publica su opinión debe aceptar las críticas. Acepte usted la mío.
      Creo que no sabe leer. En mi artículo hay respeto a Suárez, mucho más respeto que todos los que durante estos días han mentido sobre su figura. Los que en vida lo apuñalaron, en el funeral lo mitifican. Yo asumo que tuve una postura contraria a su política y alabo su comportamiento frente al rey cuando su Majestad intentó manipularlo. Lo digo textualmente. Y creo que he tenido más respeto con Suárez que su propio hijo. Su hijo, ya enfermo de alzheimer y sin capacidad lo llevó para que participara en un mitin político. Su hijo lo fotografió cuando ya no tenía conciencia de sí mismo con el rey para falsificar la historia y ganar un premio pensado para periodistas de verdad. Su hijo pleitea para quitarle, por mujer, el ducado a la hija de su hermana mayor fallecida. Su hijo abrió con una rueda de prensa vergonzosa e innecesaria el circo mediático mientras su padre agonizaba. ¿Le parece normal todo esto?
      Si me molesta el circo mediático es porque está destinado a convertir a los españoles en un rebaño. Eso no es respetar a Suárez, es falsificarlo. Se trata de un rebaño muy raro, compuesto por ovejas enseñadas a rebuznar en vez de a balar. Su correo, don Antonia, es un ejemplo exacto.



  4. Antonia Gómez el 30 marzo 2014 a las 10:27

    Vaya por delante mi agradecimiento por su ¿condescendencia?. Gracias por admitir algo más que el incienso. Tampoco quiero entrar en una agria polémica. Releo su artículo (sigo con cierta asiduidad lo que escribe), y me parece que su respeto a Suárez no es tal. Lo justo, para que no le puedan tachar de parcial. Habla de su pasado, de su deseo de perpetuarse en el poder… aprovechando las luces y las sombras para dar una patada al Rey y a quien sea, en las posaderas del finado. Tal vez no sé leer, o lo hago con las mismas gafas miopes y malintencionadas con las que otros leen a los demás. Prefiero ser buena, mejor que aguda. Y tiene razón. A veces se confunden las voces del rebaño, porque hay pastores que en lugar de suspirar, eructan. Su artículo, don Luis, es un ejemplo exacto.