No es día para…

Consenso sí, pero lentamente. Ante la violencia hay que pensar el otro lado de las apariencias.
Hay cosas que son difíciles de decir porque rompen el consenso y generan incomodidad. Son, posiblemente, las cosas más necesarias a la hora de configurar una opinión pública. Es una extraña paradoja: suelen dejar fuera de juego las perspectivas más útiles para la decencia colectiva.

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3 Comments

  1. Loreto el 17 julio 2016 a las 15:07

    La demagogia sustituye a la realidad y se nutre del chantaje social.
    Es la nueva política, antaño el pueblo rezaba a los dioses,hogaño solo pide bienestar a los políticos-divinizados- que ensalzados en su poder, no desean abandonar.
    Con unas leyes que fundamentan en la farsa social y el iluso pueblo espera …



  2. Peristei el 17 julio 2016 a las 18:04

    Buenas tardes, apenas hemos evolucionado más allá de repetir la ley del Talión y es curioso porque El Código de Hammurabi, se expone en el museo del Louvre.
    Ahora la política desarrolla un mayor cinismo y perversión porque a las víctimas de la venganza, a las de las guerras de intereses se les llama daños colaterales.
    Es en los daños colaterales en los que estoy pensando, en los que nos haces pensar, las víctimas de Niza y las posibles víctimas de Siria amenazadas por Hollande.
    Las víctimas de ayer, las de hoy y las de mañana jamás tendrán justicia ni vida, nadie puede devolvérsela. Pero sí podemos evitar las del futuro o al menos pretenderlo, para ello tendríamos que pensar muy bien a quien votamos y continuar sientiéndonos responsables de ese voto, cuando el candidato que hemos elegido por su programa y no porque esté muy bien peinado y lleve un traje impecable perpetre o pueda perpetrar medidas de este tipo que como muy bien dices puedan vulnerar y agredan los derechos humanos.
    Ese es el intríngulis los derechos humanos y los que los defienden o los aplasta, no hay nada más que eso y lo otro son fanáticos y asesinos con justificación o sin ella, unas veces solos y otras con lo que es más abominable, el aparato de un Estado detrás, a las claras o encubierto.
    Por qué recordarlos y recordar a Voltaire a Lorca o Jaime supongo que por resistir a la impotencia, no?
    Buen domingo y gracias por tu artículo.



  3. J.K. el 17 julio 2016 a las 18:44

    En mi modesta opinión el artículo es muy lúcido y está expuesto con la prosa impecable que habitualmente nos regala Luis.
    Dicho esto, me viene a la cabeza el sobado refrán «Mal de muchos….» y pienso a continuación en Inglaterra y Francia, por poner dos ejemplos inmediatos en el tiempo y en la distancia, sobre dolorosos naufragios. El Brexit ninguneó hasta extremos insospechados el despropósito de nuestra realidad política derivada del surrealista resultado electoral. Y si aquí nos quejamos de nuestros políticos no debemos envidiar a los galos, empezando por el infame Hollande y siguiendo por la arrebatada Le Pen.
    Buenos están en ambos países como para que nosotros nos lamentemos de nuestro atolondramiento latino. Los ingleses, de no rectificar en setiembre, pagarán con su sangre el desvarío patriotero, y los franceses sobreviven a duras penas entre una conflictividad social sin precedentes y el pánico al terrorismo indiscriminado.
    En este momento no me cambiaría por ellos….ni tampoco por los vistosos italianos.
    Recordarnos, de vez en cuando, que el apocalipsis es una tragedia compartida supone algo de alivio en estos días de calor inclemente.