El naufragio de Europa

El desamparo de los refugiados es un síntoma de nuestro desamparo.

Confieso que no considero a la indignación como una categoría política fiable. Como suelo indignarme y apasionarme demasiado, he aprendido por obligación a dudar de las indignaciones. Soy el principal argumento de mi desconfianza ante la indignación como categoría social y política.

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1 Comment

  1. Ester Grau el 20 septiembre 2015 a las 14:36

    He compartido este artículo en Facebook con el siguiente comentario . Gracias por las reflexiones .
    Recurro de nuevo a García Montero porque desde sus palabras se aprecia la denuncia inteligente, no la ignorante, indignada, fugaz y, a merced de las corrientes dominantes. Esta última probablemente engendrará odio y racismo si no se reacciona pronto y se frena la impunidad con la que están actuando algunas élites pensantes. ¿Cómo se puede permitir que se construya un nueva valla? ¿No hay consecuencias, no ya únicamemte éticas y morales, sino de Derecho? ¿Con qué legitimidad se actúa por acción o por omisión permitiendo que sigan sucediendo historias personales de separación, de muerte, de aislamiento? Si, efectivamente, hay que adelantarse a la ignorancia y reclamar una actuación rápida que garantice los Derechos Humanos (con mayúsculas).