A veces una piel es la única razón del optimismo – poema inédito
Luis García Montero quiere agradecer el seguimiento de la web, la página de Facebook y Twitter. Por ello, en exclusiva para todos vosotros que leéis los artículos, que comentáis, que compartís, que estáis de alguna manera en contacto, os ofrece este poema inédito del libro en el que está trabajando ahora.
En palabras del propio Luis, compartir este poema «ha sido la manera de encontrar una razón para el optimismo en el inicio de año».
A veces una piel es la única razón del optimismo
Debería llover
y hace falta ser lluvia,
caer en los tejados y en las calles,
caer hasta que el aire ponga
ojos de cocodrilo
mientras muerde la tierra igual que una manzana,
caer sobre la tinta del periódico
y caer sobre ti
que no llevas paraguas,
que te llamas María y Almudena,
que piensas como abril
en hojas limpias bajo el sol de mayo.
A veces una piel
pudiera ser la única razón del optimismo.
Y este poema nos da algo más que razones para el optimismo.
Gracias.
A veces una piel es la única razón de una mirada
que se va de los labios al ombligo,
de los ojos bajos al silencio,
del roce cálido de ayer
al frío tacto del olvido.
A veces el olvido es la razón que hace de tu piel
una mirada,
Si hay una piel a quien recordar, si hay un aroma que perdura, si hay unas palabras que no se las llevará nunca el viento… entonces hay razones para el optimismo.
Tanto tiempo juntos.
Tanto silencio acumulado.
Intenciones silenciosas
y naufragios en alta mar
-en el mar blanco de la espera-
Un paseo sin palabras
por el mercado de los viernes,
y un abrazo de piel y humo
en las noches de verano.
Te echo de menos los domingos
– tras la comida del domingo
sesteabas en el sofá
veinteo treinta minutos,
depués apurabas el café
y revivías-
Nunca supe decir que te quería.
Nunca supe amar lo que me dabas.
Yo te di el rostro triste del silencio.
A veces siento celos
de los poemas que algunos
hombres le escriben a sus mujeres…
precioso. No podría llover de otra forma. Un lindo día para descubrir este blog que mi ignorancia desconocía.
En mi habitación, con los años en que empezaba
la barba a verdear,
me ilusionaba ver mi futuro en las paredes
y en los cuadros.
Si alucinaba, era porque se me referían
las ocultas maravillas de la vida.
Sin dios, sin ley, sin prisa.
Ahora duermo debajo de los lirios.
Procuro no hacer ruído para no despertar al viento.
Deberían llover poemas como este todos los días…
¡Gracias por compartirlo con nosotros!
Volframio,
Siempre me gustó la palabra volframio.
A veces la escribo en las paredes,
otras la mastico con fruición.
Se la lanzo a mis hijos para que juegen con ella
y de vez en cuando la doy como propina
en los bares.
La remarco, la subrayo y la encuadro.
la rescaté del osario en que yacía oculta.
Reverdece ahora -volframio- en la simpleza
oculta de los días.