A veces una piel es la única razón del optimismo – poema inédito

Luis García Montero quiere agradecer el seguimiento de la web, la página de Facebook y Twitter. Por ello, en exclusiva para todos vosotros que leéis los artículos, que comentáis, que compartís, que estáis de alguna manera en contacto, os ofrece este poema inédito del libro en el que está trabajando ahora.

En palabras del propio Luis, compartir este poema «ha sido la manera de encontrar una razón para el optimismo en el inicio de año».

A veces una piel es la única razón del optimismo

Debería llover

y hace falta ser lluvia,

caer en los tejados y en las calles,

caer hasta que el aire ponga

ojos de cocodrilo

mientras muerde la tierra igual que una manzana,

caer sobre la tinta del periódico

y caer sobre ti

que no llevas paraguas,

que te llamas María y Almudena,

que piensas como abril

en hojas limpias bajo el sol de mayo.

A veces una piel

pudiera ser la única razón del optimismo.

8 Comments

  1. Marta el 9 enero 2010 a las 14:23

    Y este poema nos da algo más que razones para el optimismo.
    Gracias.



  2. lennox el 11 enero 2010 a las 11:57

    A veces una piel es la única razón de una mirada
    que se va de los labios al ombligo,
    de los ojos bajos al silencio,
    del roce cálido de ayer
    al frío tacto del olvido.
    A veces el olvido es la razón que hace de tu piel
    una mirada,



  3. Luna el 11 enero 2010 a las 16:12

    Si hay una piel a quien recordar, si hay un aroma que perdura, si hay unas palabras que no se las llevará nunca el viento… entonces hay razones para el optimismo.



    • lennox el 18 enero 2010 a las 19:57

      Tanto tiempo juntos.
      Tanto silencio acumulado.
      Intenciones silenciosas
      y naufragios en alta mar
      -en el mar blanco de la espera-

      Un paseo sin palabras
      por el mercado de los viernes,
      y un abrazo de piel y humo
      en las noches de verano.

      Te echo de menos los domingos
      – tras la comida del domingo
      sesteabas en el sofá
      veinteo treinta minutos,
      depués apurabas el café
      y revivías-

      Nunca supe decir que te quería.
      Nunca supe amar lo que me dabas.

      Yo te di el rostro triste del silencio.



  4. yolanda el 11 enero 2010 a las 23:50

    A veces siento celos
    de los poemas que algunos
    hombres le escriben a sus mujeres…

    precioso. No podría llover de otra forma. Un lindo día para descubrir este blog que mi ignorancia desconocía.



    • lennox el 18 enero 2010 a las 20:03

      En mi habitación, con los años en que empezaba
      la barba a verdear,
      me ilusionaba ver mi futuro en las paredes
      y en los cuadros.

      Si alucinaba, era porque se me referían
      las ocultas maravillas de la vida.
      Sin dios, sin ley, sin prisa.

      Ahora duermo debajo de los lirios.
      Procuro no hacer ruído para no despertar al viento.



  5. Eo el 13 enero 2010 a las 17:16

    Deberían llover poemas como este todos los días…
    ¡Gracias por compartirlo con nosotros!



    • lennox el 18 enero 2010 a las 20:16

      Volframio,
      Siempre me gustó la palabra volframio.
      A veces la escribo en las paredes,
      otras la mastico con fruición.
      Se la lanzo a mis hijos para que juegen con ella
      y de vez en cuando la doy como propina
      en los bares.
      La remarco, la subrayo y la encuadro.
      la rescaté del osario en que yacía oculta.

      Reverdece ahora -volframio- en la simpleza
      oculta de los días.