Detrás del humo, en El misterioso caso de la política desaparecida

Se encontró envuelto por una niebla cerrada, un vapor blanco y espeso. La luz de un pequeño farol parpadeaba tímida en el horizonte. Subía y bajaba con lentitud, como si estuviese haciendo señales a un viajero para indicarle el camino. La nube había caído sobre el mundo con su lengua pegajosa, convirtiéndolo todo en una intuición de bultos y siluetas fantasmales. Abra la ventana, por favor, la habitación se nos ha llenado de humo, pidió una voz remota.

Seguir leyendo en Publico.es – 1 agosto 2011