13. El señor del silencio

El taxi subió por Puerta de Hierro, jugó en la ciudad universitaria y se detuvo en la dirección apuntada en el papel. Azaña tomó la vereda que quedaba enfrente y llegó hasta el banco de piedra. Cuando Mariano Rajoy le advirtió que iban a quedar en un banco, el detective imaginó que la entrevista se celebraría en el despacho de alguno de los grandes monstruos financieros de España. Era lógico pensar que el candidato conservador estuviese ultimando su programa y cerrando compromisos para el futuro inmediato. Pero el líder del Partido Popular le había dado una dirección extraña, con indicaciones de excursionista. Era una cita a campo abierto, en lo alto de una colina arbolada, rodeado por la alegría de los pájaros que celebraban la luz de la mañana.

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2 Comments

  1. Angela Guerra el 11 agosto 2011 a las 04:36

    No me gusta que un poeta como tú nos encierre tanto para comentar algo de él. Lo que mas me gusta de tí es ese poso profundo que posees y que te permite con tanta facilidad moverte en las formas…………………………..me gusta mucho algo de lo que he leido de tí..aunque no leo demasiado. ERES GRANDE.



  2. Luis García Montero el 14 agosto 2011 a las 15:25

    Gracias por tu comentario, Ángela
    Un abrazo,
    Luis