16. La sabiduría suprema

El detective se sentó delante del cargo público mejor pagado de España. Aquel hombre ganaba al año más del doble que el presidente de Gobierno. Imponía respeto saber que el Estado reconocía aquel sillón como el más alto de su arquitectura nacional. Azaña recordó al rey. Pero enseguida rechazó las comparaciones fáciles, porque el monarca no tenía sillón, sino trono, y además su tarea no debía caracterizarse como un cargo. Era más bien una carga natural.

Seguir leyendo en Publico.es – 13 agosto 2011