¿No me contéis más cuentos?
Vivimos un tiempo de descrédito. La sospecha domina, cualquier diálogo se convierte en un ejercicio de prevención y los debates se anulan con actos de desprecio. Sospechamos del profesor que nos educa, del médico que nos cuida, del político que procura mejorar nuestra vida, del sindicalista que defiende nuestros derechos laborales, del periodista que nos informa, del intelectual que medita sobre la realidad. La actualidad, ese vértigo de los instintos, no invita a la ilusión, sino al rencor.
Seguir leyendo en Publico.es – 25 septiembre 2011
ERES UN GENIO!
En algún lugar del «Diario de una Maestra», Josefina Aldecoa nos recordaba: «Los hombres que bien sueñan, pero que mal despertar tienen».
Seguimos siendo bastantes las personas que no renunciamos a los relatos, pero procuramos pasarlos por el tamiz del pensamiento crítico, de la memoria y de una ética del cuidado… que nos ayuden a evitar las consecuencias más indeseables para nosotros y todos aquellos con los que el azar nos ha llevado a coexistir.
Hay que reivindicar el relato, pero separándonos claramente de la mentira. Contar no es mentir, por eso es importante el pensamiento crítico. Un abrazo
Luis
Eso de incentivar los sentimientos de sospecha sobre el otro no deja de ser un palo en las ruedas del progreso. ¡No nos aventuremos por los senderos que no hemos transitado! ¡másv vale lo malo conocido que lo bueno por conocer! dice el refranero, ¡que inventen ellos! decía Miguel de Unamuno…
En estos tiempos de deriva vertiginosa y confusa, ya no sé si es más peligrosa la mentira o el autoengaño. El que miente, sabe que lo hace y por esa grieta de la consciencia es posible que se cuele una brizna de duda.
El autoengaño adormece, anestesia, consuela con certezas a medida; que si además se refuerzan con las voces de «nuestro coro»,se petrifican, volviéndose impenetrables y refractarias al diálogo.
Me vienen a la mente las imágenes de la exposición «Vortices», de Canogar, como metáfora de lo que somos: seres atrapados en la basura de las ideas… menos mal que nos queda el optimismo militante de E. Morin, que nos invita a navegar por «un mar de incertidumbres con un pequeño archipiélago de certezas».
Me recuerda dos poemas de dos poetas que admiro,B.Brecht y León Felipe :
LOA A LA DUDA (Bertolt Brecht, alemán)
Loada sea la duda! Os aconsejo que saludéis
serenamente y con respeto
a aquel que pesa vuestra palabra como una moneda falsa.
Quisiera que fueseis avisados y no dierais
vuestra palabra demasiado confiadamente.
Leed la historia. Ved
a ejércitos invencibles en fuga enloquecida.
Por todas partes
se derrumban fortalezas indestructibles,
y de aquella Armada innumerable al zarpar
podían contarse
las naves que volvieron.
Así fue como un hombre ascendió un día a la cima inaccesible,
y un barco logró llegar
al confín del mar infinito.
¡Oh hermoso gesto de sacudir la cabeza
ante la indiscutible verdad!
¡Oh valeroso médico que cura
al enfermo ya desahuciado!
Pero la más hermosa de todas las dudas
es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza
y dejan de creer
en la fuerza de sus opresores.
¡Cuánto esfuerzo hasta alcanzar el principio!
¡Cuántas víctimas costó!
¡Qué difícil fue ver
que aquello era así y no de otra forma!
Suspirando de alivio, un hombre lo escribió un día en el
libro del saber.
Quizá siga escrito en él mucho tiempo y generación tras
generación
de él se alimenten juzgándolo eterna verdad.
Quizá los sabios desprecien a quien no lo conozca.
Pero puede ocurrir que surja una sospecha, que nuevas
experiencias
hagan conmoverse al principio. Que la duda se despierte.
Y que, otro día, un hombre, gravemente,
tache el principio del libro del saber.
Instruido
por impacientes maestros, el pobre oye
que es éste el mejor de los mundos, y que la gotera
del techo de su cuarto fue prevista por Dios en persona.
Verdaderamente, le es difícil
dudar de este mundo.
Bañado en sudor, se curva el hombre construyendo la casa
en que no ha de vivir.
Pero también suda a mares el hombre que construye su
propia casa.
Son los irreflexivos los que nunca dudan.
Su digestión es espléndida, su juicio infalible.
No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos. Si llega el
caso,
son los hechos los que tienen que creer en ellos. Tienen
ilimitada paciencia consigo mismos. Los argumentos
los escuchan con oídos de espía.
Frente a los irreflexivos, que nunca dudan,
están los reflexivos, que nunca actúan.
No dudan para llegar a la decisión, sino
para eludir la decisión. Las cabezas
sólo las utilizan para sacudirlas. Con aire grave
advierten contra el agua a los pasajeros de naves
hundiéndose.
Bajo el hacha del asesino,
se preguntan si acaso el asesino no es un hombre también.
Tras observar, refunfuñando,
que el asunto no está del todo claro, se van a la cama.
Su actividad consiste en vacilar.
Su frase favorita es: «No está listo para sentencia.»
Por eso, si alabáis la duda,
no alabéis, naturalmente,
la duda que es desesperación.
¿De qué le sirve poder dudar
a quien no puede decidirse?
Puede actuar equivocadamente
quien se contente con razones demasiado escasas,
pero quedará inactivo ante el peligro
quien necesite demasiadas.
Tú, que eres un dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes.
Permite, por lo tanto, a los dirigidos
dudar.
—————————————————————————————————————Parábola y Poesía León Felipe
Yo no me sé muchas cosas en verdad
Digo tan sólo lo que he visto
Y he visto que la cuna del hombre
La mecen con cuentos
Que los gritos de angustia del hombre
Los atrapan con cuentos
Que el llanto del hombre
Los taponan con cuentos
Que los huesos del hombre
Los entierran con cuentos
El miedo del hombre
Ha inventado todos los cuentos
Yo no se muchas cosas en verdad
Digo tan solo lo que he visto
Y he visto que la cuna del hombre
La mecen con cuentos
Que no quiero que me entierren
Con cuentos
Que no quiero que me sellen la boca
Con cuentos
Que vengo de muy lejos
Y me se todos los cuentos.
Un fuerte abrazo,salud.