La democracia como culpa
Las tijeras del moralista están afiladas. Su trabajo histórico ha consistido siempre en cortar las ideas, las alegrías y los pecados de los otros. Ahora se muestran también eficaces al recortar los derechos sociales y las inversiones públicas. Cualquier recortador necesita confundirse, si es que puede, con el papel del moralista. Intenta cortar por lo sano, ya sea en una falta contra la decencia o en un derecho cívico.
Seguir leyendo en Publico.es – 15 enero 2012
Ahora que el dinero ha desaparecido y no habrá cemento comisionista nos sacan la ley de moralidad del gasto, cuyo objetivo es recortar los gastos sociales . Eso si los corruptos que todos conocemos se van de rositas. A buenas horas camisa azul Mariano. Saludos
Un abrazo Manuel L H. El color de la camisa no es marino, tienes razón.