Tenemos que hablar – EL PAIS Andalucía

El teléfono se ha convertido en un aliado inevitable y constante para acabar el año. Ahora representa algo más que la emoción de una distancia. Cuando la tecnología aún era un animal pesado de baquelita que no había roto del todo con el mundo artesanal, y necesitaba de las clavijas y las telefonistas, la familia se reunía junto a la pared del pasillo para hablar con la abuela, la hermana o el hijo arrastrado por la vida a otra ciudad. Aquellos que no volvían a casa por Navidad necesitaban un teléfono para estar cerca.

Seguir leyendo en EL PAIS Andalucía – 2 ene 2010

1 Comment

  1. Abelardo Martínez el 8 enero 2010 a las 02:49

    Sí Luis, tenemos que hablar, tenemos que hablar un poco más y sobre todo escuchar todavía más aun. Durante años, viví perdido por esos mundos de Dios, alojdo en pensiones y hoteles de una estrella, pues con la dieta que me daba la compañía no llegaba para más. Trabajaba de viajante, vendedor de humo creo; publicidad, internet, pero me ganaba bien la vida la verdad,

    En las largas noches de mi habitación, el móvil (Con saldo ilimitado por la empresa) era mi única conexión con la familia, los amigos. Todas las noches hablaba con mi mujer y mi hija, contándole como me había ido el día, esas cosas que se cuentan cuando estás toda la semana lejos de casa y el lunes vuelves a ponerte en la carretera para ganarte las habichuelas.

    Hablando de habichuelas, nunca mejor dicho. Anoche estaba sentado en el sofa de mi buhardilla, solo, relajado, viendo la entrega de premios del Nadal, Cual fue mi sorpresa, cuando oigo el nombre de Clara Sánchez. Más sorpresa me llevé aun al escucharla hablar, estaba radiante de felicidad, encantada con la cultura, la literatura y el compañerismo reinante; la suerte y encantada de haberle sido entregado el «Premio literario más antiguo y prestigioso en España»; hasta ahí todo parece normal, pero hay algo que no lo era, me explico:

    El día 3 de Enero, publicó en su blog un artículo, que me extrañó mucho, se titulaba «Esta vida sigue siendo una mierda», al leerlo, vi a una mujer rota, desencantada; algo le había pasado, decía textualmente: Al final los amigos y los enemigos vienen a ser lo mismo; en la literatura española hay un mal rollo que te cagas, etc, etc.». Recuerdo, que la ví tan baja de moral, que con toda la buena fe del mundo hice un comentario, dándole ánimos, al igual que hicieron tres o cuatro personas más. No la conozco de nada, ni nunca la leí, bueno eso en mi no es nada raro, solo leo poesía. Apenas la conocía por el nombre, aunque me sonaba, claro está. La verdad me sentí algo turbado ante un comportamiento bipolar de semejante índole… o era todo marketing… ya no lo se, la verdad.

    Los escritores de competición, es decir, los que se presentan a premios literarios y alguna vez los ganan (La mayoría se pierden siempre, pero eso jamás lo dicen) viven algunos de ello y me parece bien; allá cada cual; lo que no me parece bien es que quien está jodido y desencantado hoy, mañana si gana el cervantes, o el Loewe, o el de la crítica, etc, sea el tipo más empático y feliz del mundo. No se si el caso de Clara era por el ego o por los 18000 euros, o quizás por las dos cosas, no lo se, quizás algún día que se sienta otra vez deprimida lo cuente, quizás.