Pena de muerte

Los asuntos que se han debatido esta semana en el V Congreso Social contra la Pena de Muerte vuelven a situarnos ante uno de los puntos más oscuros de la civilización. Sentimientos, razones y brotes de indignación se mezclan en un vértigo paradójico. La existencia de crímenes legales, como calificó Víctor Hugo a las ejecuciones en nombre del Estado, no sólo conmueve la conciencia, sino que cuestionan las raíces más profundas del contrato social. Encontrar argumentos para ajusticiar a uno de los firmantes de ese contrato supone, más que un castigo individual, el reconocimiento de un fracaso colectivo. La sociedad se deslegitima cuando confunde su autoridad con la muerte.

Seguir leyendo en infoLibre.es – 17 junio 2013