La ciencia española

No empieza el nuevo curso universitario con buen ánimo. Los profesores no sabemos si nuestro trabajo va a dar fruto, si los alumnos que asisten a clase tendrán una oportunidad para cumplir su vocación. El panorama está marcado por una precariedad hiriente. Se reducen las becas, se despueblan los departamentos de profesores, de cada 10 jubilaciones se conserva una plaza y las inversiones bajan hasta el punto de que mantener la suscripción de las revistas supone una hazaña. Si alguna vez levantamos cabeza, el hueco de estos años en las bibliotecas va a ser tan grande como la quiebra de los equilibrios sociales.

Seguir leyendo en Publico.es – 19 septiembre 2013