Última estación – EL PAIS Cultura

Como la vida es una costumbre de ilusiones fracasadas, hay noticias que sólo cobran su verdadero valor en la infancia. Que los bellos amores no siempre acaban bien, supone un descubrimiento decisivo en la pérdida de la inocencia. Incluso antes de vivir en persona un gran amor brota la hierba de la desconfianza. La literatura nos pone en el lugar del otro, nos hace vivir en carne propia las pasiones imaginarias de los demás. Yo le debo a El tren expreso de don Ramón de Campoamor mi primer desengaño amoroso. Un caballero español, que había intentado olvidar entre los lujos y las modas de París unas difíciles experiencias sentimentales, coincide en el vagón con una joven muy hermosa, alta, rubia y delgada.

Seguir leyendo en EL PAIS 26/09/2009