Los bares – EL PAIS Andalucía
El mundo se parece mucho a un sueño intranquilo. Por eso sentimos con frecuencia una condena íntima al vacío, al malestar, a la extrañeza, y por eso nos convertimos en ocasiones en monstruos. Después de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa, el protagonista de La metamorfosis de Kafka, amaneció convertido en un insecto horrible. Transformaciones de ese tipo no suponen un afloramiento de instintos y terrores profundos, sino una consecuencia del vacío. Resulta grato engañarse con una esencia subjetiva, aunque para defenderla debamos aceptar el infierno. Pero la verdad es que no hay esencias buenas o malas, sino historia, el hacerse y el deshacerse de la nada.
Sigue leyendo en EL PAIS Andalucía – 28 nov 2009
Como siempre, un placer profundo y misterioso la lectura de tus escritos, Luis.
El ofico de mi padre fue el de camarero. Regentó un Bar en el centro de Madrid. Pasó toda su vida detrás de una barra. Yo le acompañé varios años en esta aventura. He de confesarte que mi sentimiento es muy distinto al que describes a pesar de que comparto la idea de realidad separada que comentas; sin ellos la ciudad sería mucho más hostil y humillante de lo que realmente es. Recuerdo los Domingos por la tarde cuando algún cliente solitario tomaba una caña y charlaba algo con nosotros. Estoy convencido de que en muchas ocasiones aquellas palabras eran las únicas que había dirigido a alguien distinto asimismo en todo el día.
Gracias por tus palabras.