Una frescura democrática – diario Público
La crisis económica actual y la pérdida de autoridad de la política ante los poderes financieros han acentuado el descrédito de los partidos tradicionales. Resulta lógico que una situación empantanada, en la que sólo brilla el parpadeo oscuro de la corrupción y la demagogia sectaria en las discusiones sobre la justicia, los impuestos o las relaciones internacionales, llegue a cansar a los ciudadanos. Nada más necesario que un deseo de renovación democrática. El problema es que con mucha frecuencia los buenos deseos se degradan al contacto con la realidad y las primeras soluciones sólo surgen para agravar los problemas o cerrar de antemano otros caminos. Las causas políticas, como las vidas personales, son una negociación entre el deseo y la realidad.
Seguir leyendo en diario Público – 21 marzo 2010