Bien, España
¡Qué sucios y qué patadas han pegado!, dice mi hija Elisa. ¡Qué sucios! De verdad, digo yo. Y hago un chiste: nunca he visto a los Países Bajos jugar tan bajo, tan barriobajeros. Da gusto ganar siempre, pero la alegría se mezcla con el espíritu vengativo cuando el contrario pega patadas, protesta, rompe el juego con artimañas y se pasa de la raya. Por eso Elisa y yo nos pasamos también de la raya en la celebración. Digo barbaridades, evoco al Duque de Alba. Luego me entra un poco de mala conciencia.
Seguir leyendo en Canal Sur Web – 12 julio 2010