El vocabulario de la democracia
– Cada uno es como es, o cada uno tiene su historia, le digo a mi hija Elisa, a cuenta de sus palabrotas.
Las conversaciones de verano, cuando el tiempo se convierte en un animal doméstico y amable, empiezan por un lado y acaban en cualquier parte. Mi hija Elisa habla muy mal en los últimos días. Cuando le afeo las palabrotas innecesarias, me recuerda que los jugadores de la selección nacional del fútbol, nuestros héroes, celebraron el Mundial con un vocabulario poco aleccionador. Yo me río, y le digo que mi modelo preferido de mal hablado no es un futbolista, sino un antiguo amigo, obrero de la construcción.
Seguir leyendo en Canal Sur Web – 19 julio 2010
Me ha encantado eso de que el tiempo se convierte en un animal doméstico y amable
Tengo la impresión de que la palabra democracia se ha quedado un tanto «hueca», como usted afirma. La cultura de la dignidad laboral ya se ha separado totalmente del derecho al voto.
Todos los que luchan a favor de una mejor situación laboral lo hacen con una determinación nacida de la necesidad. Pero yo opino que se necesita un gran sacrificio, hemos caído en las redes que «nosotros» hemos tejido y a las que hemos dado el nombre de capitalismo.
Se necesita algo para salir del paso, casi mejor, se necesita a alguien. A alguien que esté dispuesto a sacrificarse por los derechos de los trabajadores. No es que piense que no lo haya, pero tal vez deba aplicar un vocabulario contundente, empleando el término «polla», por ejemplo, para llegar entablar un diálogo con aquellos que han sido elegidos por el uso que nosotros hemos hecho del «derecho a voto».
Sinceramente, el discurso que usted representó a su hija es para «despollarse».