El progreso
Los poetas románticos nos enseñaron que el progreso es una conversación entre la moda y la muerte. Las cosas llegan, se imponen y desaparecen para dejar espacio a otras cosas. Todos los himnos de la modernidad esconden una melancolía, porque las edificaciones hunden sus cimientos en aquello que desaparece. Podemos decir que el progreso es un arma de doble filo, una letra que a veces entra con sangre, una medicación con efectos secundarios.
Seguir leyendo en Publico.es – 4 agosto 2010