Las rapadas

Cada vez que se intenta aprobar una medida relacionada con las víctimas de la guerra civil española, estalla una polémica poco justificada en los medios de comunicación. Que las polémicas no estén justificadas, no significa que no sean comprensibles. Cuando las cosan se hacen mal, de parche en parche y sin un sentido abierto de la justicia, es lógico que surjan una y otra vez las confusiones. La democracia española no ha sabido aún firmar una declaración conjunta de denuncia contra el golpe de Estado de 1936. La Transición tiene una deuda moral con las víctimas.

Seguir leyendo en Canal Sur Web – 27 septiembre 2010

1 Comment

  1. Abelardo Martínez el 27 septiembre 2010 a las 18:20

    Hablar de la guerra civil, siempre es punto de confrontación entre los dos bandos, que algunos quisieron hacernos pensar que eso ya había pasado a la historia, pero la realidad nos dice que aun siguen abiertas esas heridas, no cicatrizadas. Para curar una herida, es necesario su cicatrización total, lo que nunca podrá conseguir sin que antes se haya resarcido moral y económicamente a los damnificados, en muchos casos a sus herederos.

    Cuando a finales del año pasado, impartí el taller de poesía en la prisión de Picassent, jamás quise saber el motivo por el que estaban allí los alumnos. Eran 35, entre hombres y mujeres de varios países, sobre todo hispanos, además de españoles que lo eran en mayoría. Es posible que hubiera algún etarra, lo es, pero tampoco lo quise saber. Para mí, lo importante era llevarles la poesía como un vehículo de reinserción y esperanza. En uno de los talleres, me acompañó el novelista Emili Piera, quien allí nos dió la primicia de haber estado preso en Carabanchel, en su etapa de estudiante universitario, por el solo hecho de no comulgar con el régimen establecido. No se si Emili, tendrá derecho a algún tipo de resarcimiento económico; moral desde luego que sí.

    Hace dos semanas, salió en el periódico Levante-emv, el seguimiento del famoso juicio del crimen de la maleta, acaecido en Valencia hace poco más de un año. Al ver la foto y los nombres de los presuntos autores confesos del crimen, me horroricé al reconocerlos como un chico y una chica, alumnos del curso de poesía de Picassent, con sendos poemas en el libro publicado posteriormente; esa sorpresa ya me la he ido llevando estos meses al salir a la luz varios juicios. Mañana Martes, tengo que ir por la tarde a Picassent, me han invitado a compartir un café con ellos, en el club de lectura de la prisión; acto en el que entregaré el talón con los derechos de autor del libro, para dotar de más fondos la biblioteca de la prisión. Mañana me encontraré cara a cara con estas personas, me imagino que será una sensación extraña, no lo se.

    Verdugos y víctimas, víctimas y verdugos, cuantas cicatrices abiertas, cuantas; ojalá algún día cicatricen y curen para siempre.