Las primarias de Madrid

– Pues ha ganado Tomás Gómez.

Hace unos meses, cuando se anunció que había primarias en Madrid, yo comenté en casa que iba a ganar Trinidad Jiménez. Aunque el presidente Zapatero no lo había hecho bien, porque este tipo decisiones internas hay que solucionarlas en privado y sin dar publicidad al asunto antes de llegar a un acuerdo, suponía que el peso del aparato serviría para que los militantes se plegaran a una decisión oportuna. Se trataba de ganar en Madrid a Esperanza Aguirre, y la ministra de Sanidad resultaba una buena opción. Pero me equivoqué.

Seguir leyendo en Canal Sur Web – 4 octubre 2010

3 Comments

  1. admirador el 5 octubre 2010 a las 10:23

    yo creo que las primarias es un ejemplo de libertad y democracia. Es la gente del partido quien tiene que decidir y no la cúpula del partido.
    De todos modos, escribía aquí para felicitarle por el día del profesor (yo también lo soy). Yo fui alumno de Luis García Montero en la universidad de Granada y disfruté de lo lindo con las clases.
    En mi blog he puesto una poesía suya como homenaje. Espero que no le moleste y que, si tiene a bien, le eche un vistazo. ATentamente, un admirador, también de Graná, aunque viva en territorio hostil (lo digo porque vivo donde Doña Espe)



  2. Artemisa V. el 5 octubre 2010 a las 18:54

    Aunque leer sobre la política de España me deprime y me hace preguntarme si vamos hacia alguna parte, gracias por escribir sobre el tema en tu blog, es todo un gustazo.

    Saludos.



  3. Abelardo Martínez el 7 octubre 2010 a las 09:51

    Erase una vez un pais, donde no mandanban los políticos, sí las ideologías; decían que era para no prostituir las soberanía popular que había votado esa candidatura, la ganadora claro.

    Decían que el ser humano es débil, las ideologías no; los primeros cambiaban de voluntad a las primeras de cambio, o a las segundas, pero al final rompían el contrato suscrito con los ciudadanos; las idelogías en cambio se mantenían firmes durante toda la candidatura, no dejándose arrastrar por presiones externas, por huelgas generales, por los resultados de los sondeos de opinión, etc.

    Quise estudiar de cerca ese nuevo concepto de gobernar, pues no entendía nada. Parece ser que un gran ordenador, con toda la doctrina del partido ganador, promesas electorales incluídas, tomaba las decisiones de gobierno según las circunstancias. Eran unos parámetros bastante complicados, pero al final la máquina siempre tomaba la decisión más acertada, la que iba en consonancia con la mayoría; lo que aquella máquina dictaba siempre era lo más justo y lo que una hipotética mayoría había demandado.

    Pero…¿Para qué servían entonces los gobiernos? ¿Para qué servían los políticos, los asesores, los diputados? Si una máquina es la que tomaba todas las decisiones. Además..
    ¿Quien sería el poder en la sombra que programaría y manejaría tan poderoso ordenador?. ¿Donde irían a parar todos los miles de asesores, de diputados, de columnistas, de funcionarios, de chóferes y escoltas?

    Cuando estaba a punto de conocer todos esos entresijos, todas esas dudas, desperté de repente de un sueño; todo había sido un sueño ó quizás una pesadilla, no lo se, pero ese día estuve nervioso y pensativo; había vuelto a la cruda realidad.