Una boda real
Pero un poema de verdad, me dijo, con palabras que rimen, bonitas y con música, insistió, no como esas cosas raras de los poetas de hoy. Mi amigo Fernando suele hacer los encargos así, con toda confianza, pidiendo exactamente lo que quiere. También sabe lo que da, y le gusta que yo aprecie con exactitud el jamón de su pueblo y las botellas de vino, magnífico, un tesoro para reyes y cardenales, dice, que de vez en cuando le regala otro cliente del garaje. Fernando las abre cuando voy a ver en su cabina los partidos de nuestro equipo. La televisión del garaje no es muy buena, pero Fernando y yo nos hemos hecho amigos, y el trabajo de vigilante se hace largo durante las tardes de sábado y domingo, y el jamón de su pueblo está bueno, y me agradece mucho la botella de whisky que llevo por si hace falta celebrar una victoria decente. Me lo paso muy bien con él, compartiendo el fútbol, sobre todo cuando discutimos por culpa de las tácticas del entrenador. A veces me manda a seguir el partido en la radio de mi coche.
Seguir leyendo en Publico.es – 1 mayo 2011