Carta de los profesores de la educación pública madrileña a los padres y madres de sus alumnos

Carta de los profesores de un instituto de educación secundaria público madrileño a los padres y madres de sus alumnos, en la que se explican las consecuencias de los graves recortes que sufren.

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2 Comments

  1. José Antonio el 22 septiembre 2011 a las 10:07

    Aparte de la cuestión principal objeto de esta carta, quisiera hacer notar un aspecto que me parece preocupante:
    Entiendo que un profesor, al menos un profesor de secundaria, es como un mensajero, un intermediario entre la cultura, por decirlo de alguna forma general, y el alumno; una vía de comunicación entre el «sabio» (incluso quítense las comillas) y el joven destinatario del conocimiento ordenado, elaborado, sistematizado (o espontáneo según el caso). ¿No debe el profesor escuchar primeramente al sabio con atención, estudiar sus aportaciones, y a continuación nada menos que inculcar sus lecciones en el alumno?, ¿o es que acaso el profesor puede motu proprio prescindir de la sabiduría del sabio, de su talento, de su amor a la sabiduría en un campo determinado y de su dedicación rozando lo místico e interponer entre la verdad del sabio y el oído del joven su propia cosecha, su propio (des)conocimiento?
    Quiero decir, ¿cómo puede un profesor, desoyendo lo que dicen los lingüistas de la Real Academia y todos los demás lingüistas y estudiosos de la lengua, decir «padres y madres de los los alumnos» para referirse a los padres de los alumnos?, ¿es que en sus aulas enseñan a sus alumnos esta forma de expresarse imponiendo su arbitrario criterio al científico de los estudiosos cuyo mensaje están obligados a transmitir?
    Pase apreciar estas señales de incultura en los políticos, por ejemplo, pero ¿en los docentes?
    Quisiera que recapacitasen en que no son creadores de conocimento (esta tarea corresponde a la elite de sabios que lo fueron a lo largo de la historia y lo son hoy fruto de su dedicación, de su pasión por el estudio de la cultura y la vida en sus diferentes y profundos aspectos), sino meros transmisores; y por lo tanto me parece una aberración desde el punto de vista deontológico que practiquen esta falta de celo (esta dolosa práctica en muchos casos) a la que me refiero en este mensaje.
    Un saludo.



  2. Camino el 23 octubre 2011 a las 23:30

    He echado de menos un poco de apoyo y de más una clase de lengua que bien se podía haber resumido en una nota a pie de página (o de comentario). Espero y deseo que no te veas nunca en las circunstancias en que nos encontramos ahora muchos profesores. Aunque, según parece, Bolonia está causando estragos…