Levántense los acusados
El orgullo ético sirve para romper la parálisis que imponen los sentimientos de culpa y las llamadas despóticas al sacrificio. La poesía de Luis Cernuda se consolidó cuando pudo asumir las consecuencias rebeldes de su orgullo. En un poema titulado A un muchacho andaluz, perteneciente al libro Invocaciones (1934-1935), escribió: “Porque nunca he querido dioses crucificados / Tristes dioses que insultan / Esa tierra ardorosa que te hizo y deshace”. Frente a una sociedad represiva, en la que imperaban la culpa, el luto y las servidumbres del sacrificio, el poeta declaró con orgullo su homosexualidad para cantar la belleza de los cuerpos libres.
Seguir leyendo en Publico.es – 13 noviembre 2011
Algunos de mis poemas Luis, camarada de la transparencia.
Jesucristo sabemos que fue un hombre excepcional, fue un hombre crucificado pero es mucho decir que era Dios, si fue la antítesis de la represión y que sus ideas son contrarias a esa religión monoteísta que es el capitalismo, » el dinero? El único Dios verdadero , cantaba Sabina en tono burlesco. He leído antes un articulo suyo sobre antisistemas y es genial, pienso que el crucificado habría apoyado las acampadas, así opinan también los cristianos de la liberación, que son los que dan la cara en el tercer mundo y ayudan a los enfermos de sida a la vez que combaten el hambre de los necesitados y critican esa iglesia lacaya del capital. Saludos