La agonía del sentimiento democrático

El descubrimiento de corrupciones políticas puede vivirse con una sonrisa, con una carcajada o con indignación. Es saludable que el periodismo, la policía y los procedimientos de control social ejerzan su tarea de vigilancia para evitar los desmanes del poder. También es saludable, aunque mezquino, que las batallas internas en los partidos saquen a la luz algunos espacios oscuros de sus organizaciones. No hay mal que por bien no venga, y los rencores, los codazos y las luchas por el trono facilitan ciertos detalles que de otro modo hubiesen quedado en una programada oscuridad. Son mecanismos de venganza que hablan mal de la política y de su estado miserable, pero que siempre han ofrecido grandes y rápidos servicios a la información pública y al llamado periodismo de investigación.

Seguir leyendo en Publico.es – 24 enero 2013