La agotada Transición

Meditar sobre el espíritu y la realidad de la Transición es un ejercicio político necesario en España. Hay muchos motivos para asumir esta meditación como una urgencia intelectual. La propia lógica de los padres e ideólogos de la Transición invita a ello. Si una transición debe ser concebida, según el sentido de palabra, como época de transito, un puente o un paso, la Transición española ha querido fijarse como modelo permanente de comportamiento, un valor en sí mismo que, más que cumplir su finalidad y acabar su trabajo, pretende convertirse en ejemplo. Incluso los defensores más ardientes de la Transición de los años 70 y 80 deberían aceptar que lo que fue útil en una época de debilidades y renuncias debe dejar de serlo en un momento histórico maduro. El único modo de justificar hoy la actualidad de su lógica supone aceptar su fracaso. La provisionalidad sólo es necesaria cuando no se ha llegado a la madurez política.

Seguir leyendo en infoLibre.es – 4 mayo 2013