La Iglesia sin vergüenza
El cardenal Rouco Varela perdió la vergüenza en el funeral de Estado en recuerdo de las víctimas de Atocha. Después de repasar en un galope largo todos los caballos de batalla de la Iglesia contra las libertades democráticas, acabó por soltar las riendas y por alentar las interpretaciones falsas que hemos padecido sobre aquel crimen. Se refirió a los que “mataron inocentes por oscuros objetivos de poder”, ole ahí, como si la muerte no la hubiese desencadenado el irracionalismo religioso, sino una trama política interna.
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