Los maestros
La Universidad de Almería nombró el viernes pasado doctores Honoris Causa a Pedro Cerezo y Juan Carlos Rodríguez. Son dos maestros, dos de mis maestros desde que empecé a estudiar en la Universidad de Granada en los años 70. Lo primero que aprendí de ellos fue quizás el orgullo de sentirse discípulos. Oí a Pedro Cerezo hablar con respeto y admiración de José Luis López Aranguren. Oí a Juan Carlos Rodríguez hablar con respeto y admiración de Louis Althusser. Por ahí suelen empezar el camino los maestros, por su capacidad de sentirse discípulos.
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«Las épocas de descrédito resaltan lo negativo y juegan con el pesimismo como invitación a la parálisis. Invisibilizan aquello que debe mirarse, aquello que merece admiración. Los maestros, que antes han sido discípulos, enseñan a admirar y nos dan energía para conservar hacia el futuro la herencia que hemos recibido de nuestros mayores (…)» Totalmente de acuerdo. He tenido el privilegio de compartir la memoria prodigiosa y la pasión por vivir de un joven guerrillero de 89 años (Quico Martínez) a lo largo de este fin de semana y he sentido la fruición golosa de ser la eterna discípula asombrada. Gracias por expresarlo con las mejores palabras.
Un abrazo, Carmenlou, y gracias a ti