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  1. Abelardo Martínez el 29 abril 2015 a las 22:03

    Estimado Luis, he leído con detenimiento tu artículo y reconozco que he aprendido muchas cosas de Cervantes que ni tan siquiera intuía; es más, me da la sensación que era un bronca, parecido a Blasco Ibáñez, con una capacidad intelectual fuera de lo normal, pero con más capacidad quizás para meterse en líos, participar en duelos ó empuñar una navaja ante cualquier embite u ofensa.

    Creo que los buenos escritores se han forjado de esa forma, empequeñeciendo a veces sus personajes comparados con la realidad del autor, merecedor de una novela con más motivo que sus propios personajes, valga la redudancia.

    Todos conocemos casos de buenos escritores que han sido corresponsales de guerra, incluso otros que fueron grandes economistas al servicio de los bancos, que fueron con el tiempo idolatrados por el gran público, víctima de esas entidades financieras, pues no olvides Luis que el mundo de la literatura está construído por contrastes de mayor ó menor calibre.

    Nunca llegaremos a saber, si grandes poetas, como se el caso de nuestro querido Federico, hubieran pasado a la posteridad si hubieran muerto en una cama a consecuencia de una gripe, independientemente de la valía de su obra. Nunca llegaremos a saber si otros, como es el caso de José Gil de Biedma, hubiera pasado a los libros de literatura si hubiera sido heterosexual, casado, con esposa e hijos y jubiera fallecido de apendicitis, es un ejemplo.

    A los grandes escritores, se les sube al podio de los dioses por la calidad de su obra, pero casi en más medida por las características de su vida, que repito, a veces son más ricas e interesantes que las de su propia obra.

    Ayer remití un email a un conocido dirigente de un partido emergente, defenestrado de un tiempo a esta parte por la derecha española y en mayor o menor medida por sus compañeros de partido. Ahora anda muy liado, presentando libros, yendo por programas y de feria en feria, pero a las dos horas de mandarle la carta, tenía su contestación en mi correo. No se si este hombre pasará a la posteridad en el campo de la política ó la literatura, ni si su vida es rica en hazañas o aburrida, pero lo que si me demostró es ser una persona, que contesta a alguien que no conoce de nada, que todavía piensa que contestar una carta es la prolongación de tu vida literaria y personal y que la decencia empieza por la corrección.

    Querido Luis, no se si quedarme con los grandes escritores de vidas turbias, pendencieras y agitadas ó con los de vidas ordenadas, sencillas y aburridas, dejemos que sean sus obras quienes lo decidan y no me refiero precisamente a las literarias.

    Salud y un abrazo compañero.