Mentiras y tragedias

Nuestras injusticias contra los que llegan de fuera evidencian la mentira que somos.

 

Las mentiras no son trágicas mientras resulta posible volver a la verdad. Aunque los panoramas no contagien alegría y las curvas de la carretera pisen la desolación de los vertederos, quedan huecos para la esperanza. Siempre se puede llegar a un lugar de aire limpio. Quedan las segundas, las terceras y las cuartas posibilidades.

 

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3 Comments

  1. Abelardo Martínez el 3 febrero 2016 a las 00:37

    Qerido Luis, hace ya un tiempo que no entraba en esta tu casa, pero aprovechando la coyuntura pepera, la cual se refleja claramente en tu artículo, sobre todo en las mentiras y la corrupción institucional apesebrada hasta las trancas, permíteme como siempre, cuente una anécdota, de las tantas y tantas que jalonan mi devenir comprometido, en el campo de la poesía.

    Tras los talleres literarios que impartí en la prisión de Picassent y la posterior publicación del libro con la selección de poemas escritos por los presos, «Poemas desde la prisión», realizamos un peregrinaje de presentaciones por ferias de libro, radios, televisiones, periódicos. Algunos días me acompañaba Marzal, otros Emili Piera ó Carles Recio, pero casi siempre venía conmigo la subdirectora del centro penitenciario y algún alto funcionario del mismo.

    Un día se realizó la presentación en la calle, en Moncada (Valencia), en el marco de la Fira del Llibre; población donde resido por cierto. Cual es mi sorpresa, cuando poco antes de que empezara el acto, ante mis convecinos, nos informan desde el Ayuntamiento, que el alcalde, Juan José Medina, entonces y hasta el otro día, vicepresidente primero de la Diputación de Valencia y mano derecha de un tal Alfonso Rus, iba a asistir al acto, pero no como oyente, si no presidiendo la mesa. Cuando llegó nos saludó y por lo bajini me informó… qué digo informó, me ordenó que él presidiría el acto, lo abriría y lo cerraría.

    Y Así se hizo, pues allí delante no íbamos a montar un espectáculo, máxime cuando había tenido la delicadeza de avalar con su presencia tan altruista presentación…

    A todos nos extrañó aquella improvisada presencia, pero una vez el alcalde se había marchado, yo intuí sin ninguna duda a qué se había debido su presencia, comentándolo con mis ponentes, claro está entre chaza y risas.

    Deseaba agradar, estar mano con codo con los máximos responsables de la prisión de Picassent, por si en un futuro daba con sus huesos en la misma, no como vicepresidente de la diputación, si no como reo. Esta semana fue detenido, llevado a galeras durante sesenta horas hasta pasar a sede judicial, para posteriormente ser liberado a cambio de una fianza de cuatro duros…. Un millón de euros, ahí es nada.

    Al poco tiempo, fuí promovido por una universidad al premio de la Generalitat Valenciana a la cooperación y la solidaridad, el cual no conseguí entre otras cosas, porque no lo merecía (Pues ciertas cosas no se hacen por premios) por encabezar aquel proyecto en una prisión. A muchos actos, asistió como oyente la directora General de cooperación de la Generalitat, pues su jefe, el conseller Rafael Blasco, estaba muy ocupado desviando fondos para el tercer mundo, a su fardiquera, en forma de chalés y pisos; robando para ser más explícitos, motivo por el cual está desde hace tiempo calentando la celda en Picassent, a esas decenas de chorizos peperos que esperan turno para entrar en la trena.

    Querido Luis, esto es una mierda, hablando en plata.

    Un abrazo compañero.



    • Luis el 3 febrero 2016 a las 10:32

      Un abrazo, Abelardo. Buena historia. Las verdad es que les convendría mucho a algunos políticos prestarle atención a la mejora de las cárceles.



  2. j.k. el 3 febrero 2016 a las 19:36

    Pensar que un hipotético gobierno de Sánchez garantizaría la ausencia absoluta de corrupción es mentirse a uno mismo y hacer una tragedia del futuro. Lo cuantitativo no debe anular lo cualitativo, y achacar al PP todos los males que nos repugnan es un ejercicio de exculpación política que solo conduce al pantano. Lo triste es que en estos momentos el discurso se reduzca a un lacónico «Estás conmigo o contra mi», sembrando la intransigencia y la necesidad desesperada de desacuerdo para recordar que nuestra condición española permanece vigente. Los amaneceres resultan bonitos cuando son de atmósfera limpia y siempre tendremos con nosotros mismo la obligación de buscarlos, pero la utopía nos puede colocar unas peligrosísimas gafas de sol que distorsionen el paisaje real.
    Un abrazo fuerte, admirado LGM.