La identidad nacional

¿Por qué no hablamos? Para entendernos, para solidarizarnos, para gobernar…

Los valores de la razón, por justos y abstractos que sean, necesitan un tejido sentimental para existir. Yo escribo libertad, igualdad, fraternidad, justicia social, derechos humanos… y asumo un convencimiento abstracto que necesita poner los pies en la tierra, es decir, en la memoria, o en la memoria convertida en una tierra.

 

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1 Comment

  1. j.k. el 13 marzo 2016 a las 20:25

    Sin querer resultar empalagoso, me parece mucho más convincente tu artículo que el ensayo de Sánchez-Cuenca, en el que a veces detecto una coartada para censurar con visceralidad a ciertos escritores. Creo que cuando se concretan nombres, como él prodiga, descontextualizando además sus opiniones, es difícil que el lector no interprete en el intento esa indeseable rivalidad que desvirtúa el espíritu de la tesis. De Savater ha extraído palabras inoportunas y hasta ridículas, que no por ser ciertas en nada contradicen su envidiable capacidad taxidermista. De Muñoz Molina critica «Todo lo que era sólido» con algo de ligereza, sin aceptar que Antonio hizo el inmenso esfuerzo de intentar poner el dedo en la parte más profunda de la llaga. Yo tampoco comparto plenamente sus afirmaciones, sin embargo su análisis es muy meritorio, y me parece muy correcto que las vuelque desde la fibra humanista, evitando en lo posible la explicación economicista.