Necesitamos un domingo de resurrección
No para que los muertos regresen al mundo de los vivos, sino para que los vivos no den por muerto su mundo.
La primavera empieza a apoderarse del jardín. El sol se apoyasobre los muros y abre poco a poco las flores. Se agradece un día así para terminar las vacaciones de Semana Santa. Parece que la luz se cuela por las cerraduras del porvenir y por las grietas del pensamiento para legitimar un nuevo y confiado sentido de la existencia. La piel pide una tregua de esperanza. Que así sea.
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Es curioso que a la semana santa se le dediquen unas mayúsculas que en cambio se obvian en el domingo de resurrección.
Pero el comentario solo es una anécdota que reafirma mi deseo de felicitar a Luis por el espléndido texto.