La rosa seca
Somos una ciudadanía, no un electorado o una ensalada de encuestas.
Veo en el jardín una rosa seca. Siento enseguida que agosto se acaba igual que una rosa seca. Un minuto después me da vueltas en la cabeza la idea de que la democracia española es una rosa seca. Tengo la costumbre de convertir en imágenes los sentimientos y las reflexiones. De esa manera puedo verlas con más objetividad, fuera de mí. Puedo también hacerle preguntas, porque ellas me ayudan a murmurar mis respuestas.
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No queremos enterrar la democracia porque representa el sueño anhelado, pero esto que estamos viviendo hace tiempo que no soporta reformas sino un cambio radical, ojalá baste con regar y limpiar el rosal.