MADRID
Creo que no está de más en estos días hacer una declaración pública de amor a Madrid. Los necesarios debates políticos, convertidos en cerrazón o en inercias desquiciadas, cubren los muebles de la casa con el polvo de los malos entendidos, las caricaturas y el desprecio.
En una polémica a propósito de la política de la Restauración y de la corte de Alfonso XIII, Ortega y Gasset le dijo a Unamuno que hay opiniones sobre ciudades que, más que opiniones, parecen faltas de educación. Llevo semanas oyendo faltas de educación sobre Barcelona y Madrid. Como he cantado muchas veces mi amor por Barcelona, no quiero que se me pase dar testimonio de lo más cercano, de mi gratitud y mi amor por Madrid. Explico algunas cosas.
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