¿Y si nos independizamos de la corrupción?
La espectacular presencia de la corrupción en la vida política española exige algunas meditaciones tajantes sobre el pasado de nuestra sociedad y sus posibilidades de futuro. Resulta necesaria una discusión abierta sobre la historia inmediata, el funcionamiento de los partidos políticos, la concepción de lo público y el crédito de la democracia. Empecemos por aclarar que no es la corrupción lo que nos diferencia de otros países como Francia, Alemania o Inglaterra. Corrupción hay en todas las democracias consolidadas. Si las dictaduras son un campo propicio para la cosecha del negocio oscuro, la democracia encuentra también con facilidad sus rincones para el cultivo del estiércol.
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