El intelectual y el político
Miguel de Unamuno se jugó la vida el 12 de octubre de 1936. Jugarse la vida no es sólo arriesgarse a morir; supone también sostener o degradar una trayectoria. Estaba en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, junto a autoridades del reciente golpe de Estado. Unamuno se tomaba en serio su conciencia atormentada y su Universidad, porque la conciencia y la Universidad son algo serio. Cuando un servil profesor de literatura que se llamaba Maldonado de Guevara arremetió contra los catalanes y los vascos, cuando el general gallego Millán-Astray gritó «viva la muerte», Miguel de Unamuno pudo haberse callado. Pero se jugaba su pasado, y prefirió hablar poniendo en peligro su futuro.
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