Diversidad, fragmentación o convivencia
Ayer bajé a hacer la compra para la humilde cena navideña. Este año somos muy pocos. Por eso fui muy sensible a la conversación de dos mendigos en la puerta del supermercado. Uno le preguntó al otro si tenía miedo de que lo echaran de la tienda. La respuesta me dio que pensar: “no, no tengo miedo, a mí me han echado ya hasta de fuera”. Podemos sentirnos expulsados hasta del exterior cuando los interiores no son habitables. Pensar un tiempo de prisas e incertidumbres significa buscar alianzas con la lentitud de las paradojas.
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