Rebelión en la granja
Una vez que se marchó el político acompañado por sus cortesanos y por los periodistas, cuando cesó el rumor luminoso de las cámaras fotográficas y se tranquilizaron los sacos de pienso y las balas de paja, mientras los operarios cargaban en la furgoneta el equipo de sonido, se cerraron las puertas de la granja. El cerdo llamado Napoleón tardó poco en encaramarse a la tabla del gallinero que le servía de tribuna y se dirigió de manera indignada a sus hermanos animales.
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