Imaginarse un país
La imaginación puede ser una buena consejera cuando ayuda a comprender la realidad. Ayuda, además, a buscar acuerdos con el mundo y a evitar las salpicaduras del odio. Los dogmas suelen dictarnos un mundo ya escrito, responden a la soberbia de los comisarios políticos que se instalan en un futuro concreto, dándolo por hecho, para decirnos cómo debe ser el presente. Por fortuna, ocurre lo contrario con las dudas que establecen una conversación con el presente para imaginarse el futuro. Cultivo desde hace años la disciplina de la imaginación y salgo a la calle con mis elucubraciones como quien sale al campo con un saco de semillas…
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