El derecho, mi yo y el nosotros

La Declaración Universal de los Derechos humanos se presentó en diciembre de 1948. Tomó conciencia, en primer lugar, de que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen como base el reconocimiento de la dignidad intrínseca de todos los seres humanos. Se culminaba así un proceso afirmativo de un contrato social equilibrado que debía ir de los individuos a los espacios públicos y de los espacios públicos a los individuos. Es la dignidad de cada individuo lo que permite establecer derechos universales y es responsabilidad de los poderes públicos cuidar y favorecer la dignidad de cada individuo.

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