Españoles…

Me reconozco de manera inevitable como un hombre sesentón. En Arte de ser maduro, Gil de Biedma nos enseñó que envejecer tiene su gracia, igual que aprender a bailar cuando uno es joven. Con la torpeza y las limitaciones de la edad, uno procura acomodarse a la música que suena en las puertas del destino. Yo nací, perdonadme, en un país de voz aflautada y órdenes agresivas en las que un dictador nos llamaba españoles y luego contaba historias…

Seguir leyendo en El País:

https://elpais.com/opinion/2023-01-30/espanoles.html