Volando
Los altavoces del aeropuerto avisan: debemos estar atentos a las pantallas porque los vuelos pueden sufrir cambios. Me acerco, compruebo que mi embarque sigue en hora, pero advierto que el vuelo democrático está retrasado. Pienso que quizá tenga la culpa una tremenda sobrecarga. En la bodega de ese vuelo, hay demasiado peso. Las mercancías de los que trabajan para desacreditar la política se juntan con los equipajes de los que ridiculizan y deterioran con sus 30 mondas las ideas de libertad, igualdad y fraternidad. Además de las mentiras calculadas, se amontonan profundas dinámicas de rencores. A estas alturas, las propias de 2.023 pies sobre la tierra, es posible que la gente afectada…
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