¿Hasta dónde puede llegar la literatura?
El 14 de mayo de 2011 sonó el teléfono en casa de la escritora colombiana Piedad Bonnett. Llegaba desde Nueva York la peor de las noticias. Su hijo Dani, que estaba cursando una maestría de arte en la Universidad de Columbia, acababa de suicidarse. En un instante el horror se hizo vida cotidiana y recuerdo hiriente. La memoria de una larga enfermedad mental, sobrellevada por Dani con inteligencia y coraje, se mezcló con la necesidad de viajar, desmontar una habitación de estudiante y sostenerse en el rito del funeral y los pésames. Como Dani era un muchacho pudoroso de 28 años, dejó ordenados en su mesa la billetera, el teléfono y otros objetos personales antes de saltar al vacío. Pero no dejó ninguna carta.
Seguir leyendo en infoLibre.es – 6 octubre 2013