Los cuidados
En política deja de ser respetable muy rápido aquello que no tiene que ver con el amor.
El viernes pasado, a las ocho de la tarde, caí en el foso de un teatro. En un segundo cambia todo, uno se ve dominado por el vértigo y por una sucesión de acontecimientos que ya no puede controlar. En la caída no se pierde la conciencia, pero cualquier idea o cualquier sensación desembocan en la espera de un final. A ver cómo acaba esto. En la meditación de la convalecencia, los episodios pueden ordenarse. Al hacer inventario uno recuerda el golpe que fracturó la rodilla izquierda y el que dañó el hombro derecho. Uno recuerda también la sensación de la propia debilidad, la conciencia de pasar a depender de los demás.
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